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viernes, 29 de julio de 2011

Asesino del gol

Esa noche recibió de espaldas, le metió caño de doble salida al volante y con gesto gaseleano encaró sus presas. La tiró larga entre los centrales, milimétrica, los barrió y esa pelota inmaculada se eyectó; saltó para dominarla y quedar frente al arquero para sellar nuevamente el clásico. El mejor amateur del Bronx, la gloria hecha cancha, la durmió con su mano diestra, la gota de su frente fue mar, pensó y encorvó su espalda en gesto hábil, mientras el arquero, testigo de la infracción, administraba gestos frente al goleador. El árbitro no miró, no quiso mirar. El taco había generado la reverencia. De rodillas a la jugada, el guardametas se resignó ante la obra, una lagrima cayó sobre la tierra. Los que estaban cuentan que la pelota entraba mansa, destino de red, cuando sus manos la hicieron tenazas. Los puristas, los asesinos a sueldo se unen con los goleadores en la perfección de la obra. Por primera vez en su vida, Boggie se había sentido sucio.


*Con este microrrelato de 800 caracteres estoy participando de un concurso de Fontanarrosa. La pagina se llama www.cuentosymas.com.ar Como sé que al viejo le hubiese gustado leerlo, lo dejo. La cuestión del blog será siempre recordar a papá pero también poner cosas que vayan surgiendo. Sé que al menos, se sentiría feliz sabiendo que hago lo que me gusta. Muchas gracias.  Agradecerle al Galle que la casualidad de la vida me permitió reencontrarlo en el mundo 2.0 y me abrió esta oportunidad. El respeto de siempre...

jueves, 14 de julio de 2011

Brindo contigo... Salud

Envuelta en uno de esos papeles chick de regalo, de un tamaño profundamente diminuto pero de gigantesca valía, jugando en un contrapunto en el cual se unen varios cabos. Un nudo de placer continuo. 365 días después  agazapada en un rincón de un mueble que se abre constantemente pero del que nadie percibió su presencia. La importancia del momento, lo cruel del momento y la intrascendencia del después. Por que no recuerdo ni por puta si ganamos, perdimos, empatamos, ni contra quién. Solo sé que el día del padre versión 2010 llegué tarde, ya una habitualidad como jugador-técnico de Correcaminos. Todos me entienden al modo que todos me putean. Un año más tarde, mi vieja me recibió con la botellita diminuta de champagne que mi viejo me había regalado simbólicamente pero que nunca me entregó o vaya saber uno qué. Se la guardó para este 2011 de ausencia. Para brindar conmigo a la distancia. Pero yo no se si abrirla y brindar a su salud, o guardarla eternamente en algún mueble en el cual no pase desapercibida.